Hay personas que dedican toda su vida y esfuerzos en crecer por fuera: desean que les crezca la cuenta corriente, que les crezcan los músculos, la inteligencia o los aplausos. Los hay que quieren que les crezca la casa y el coche. O que les crezca el príncipe azul, el éxito, los admiradores o los amantes. El placer (o el sufrimiento), las curvas, el rendimiento y un largo etcétera.

A mi como a tantos otros, me interesa más crecer por dentro.

Y es que crecer no tiene nada que ver con la altura ni con edad, sino con las experiencias. Con las experiencias internas.

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