Malditos libros que te estrujan el corazón y te reabren las heridas. Benditos libros que te hacen desear lo que has perdido o lo que todavía no has podido encontrar.
Un libro tiene mucho de cada uno. A veces es una palabra a veces una simple frase. Esa que te arranca una sonrisa, te atiza el alma o consigue sacarte una lágrima. Porque no es lo que lees, es quien te trae a la cabeza. Que igual aún tenemos secuelas debajo de la piel y leer nos recuerda que nuestro pobre corazón sigue dejando trocitos por el camino de la vida y por eso, no encajamos del todo con nadie.
Por eso nos enganchamos a un libro, a una historia o una persona. Porque nos transporta a otro tiempo y quizás, a otro final soñado. Un final donde en lugar de comer perdices os coméis a besos. O donde el sapo, en lugar de convertirse en príncipe, se convierte simplemente en alguien que te besa al menos una vez al día, te abraza cada vez que quieres llorar o te hace olvidar tus miedos a base de sonrisas.
Y es que, a veces, te das cuenta de que un libro de doscientas nueve páginas te entiende más que algunas personas…

Life & emotional coach. Apasionado de la vida y de la evolución personal. Porque ser uno más es ser uno menos…