Todos, quien más o quién menos, albergamos alguna herida emocional en nuestro corazón.
Heridas que nos duelen, que siguen sin cicatrizar y que, quizás, vuelven a abrirse con el tiempo. Heridas que creíamos olvidadas o no pero, que no logramos hacer desaparecer y que nos impiden disfrutar de la vida y de las personas.
Solemos negarlas, taparlas o ponerles un parche con distracciones. Logramos ignorarlas temporalmente alargando la jornada laboral, con viajes veraniegos, fiestas y borracheras o simplemente con otras personas, … pensando que el tiempo todo lo cura.
Pero, lo que puede ocasionar es que ésta se infecte. Y, tarde o temprano, la herida aflorará y volverá a sangrar de nuevo. En otra circunstancia, en otro lugar o, peor aún, con otra persona… Porque lo que no se cura, se repite. Y lo que llevas dentro no se cura con lo de fuera.

Life & emotional coach. Apasionado de la vida y de la evolución personal. Porque ser uno más es ser uno menos…