Ama a tu niño interior y amarás la vida

niño interior

Recuerdo cuando saltaba sobre los charcos y me empapaba la ropa. Cuando me daban pan con chocolate para merendar y acababa con más chocolate en la camiseta que en la sonrisa. Cuando las olas parecían tsunamis y yo surcaba los mares subido a un colchón hinchable en busca de tesoros.

Aún puedo sentir dentro de mí la alegría, la inocencia, la bondad y el entusiasmo de ese niño.

Pero también recuerdo mis heridas de un padre perfeccionista y emocionalmente distante. La falta de comprensión, que no de cariño, de mi familia. Las dosis de angustia, de dolor, de culpabilidad frente a los insultos y las críticas inconscientes de mis compañeros de clase. O, también recuerdo, esas horas, que para un niño de 8 años parecieron años, que pasé perdido en el bosque…

Todo eso, tanto lo bueno, como lo menos bueno, quedó grabado en mi interior bajo capas y capas de creencias, patrones y mapas. Todo eso ha sido responsable de muchos de mis actos cotidianos, de la mayoría de mis decisiones y de la forma en la que me he vinculado en mis relaciones personales. No era consciente de la importancia de escuchar a mi niño interior.

Ese niño pequeño lo tenemos todos. Lo tengo yo, y lo tienes tú, pero ni le ves, ni le prestas atención. Puedes seguir reprimiendo su llanto, pero no podrás acallar su voz. Te pide que le escuches, que lo atiendas y que lo acaricies. Te suplica que lo ames de verdad, no cuando te sientas solo. Que le hables bonito, en lugar de repetirle continuamente que es un inútil cuando cometes un error, un fracasado cuando te sale algo mal o un estúpido cuando permites que alguien te haga daño. Tu niño, como cualquier niño, no entiende de palabras, sólo entiende de significados y de emociones.

Y tu niño necesita que apacigües su dolor. Necesita un aliado que le apoye incondicionalmente y que le haga comprender que el abandono, la negligencia o el abuso en el que estuvo implicado en el pasado, fue fruto principalmente de los niños heridos que cargaban tus padres y demás adultos.

Dile que no necesita pedir perdón ni avergonzarse por ser como es, sino perdonarse por esa culpa que arrastra y que no es suya. Ellos también crecieron con el miedo al abandono, al rechazo o a la falta de amor. Hazle ver que lo hicieron lo mejor que pudieron con lo que sabían.

Ese niño que fuiste un día, continúa presente. Y es muy importante que hagas las paces con él y lo aceptes porque, donde hay división hay conflicto y, donde hay dolor no cabe el amor.

Todo dolor actual, suele venir de una huella del pasado. Y si miras bien, siempre encuentras algo.

¿Te preguntas cómo ser más feliz? Pues comienza a escuchar a ese niño, a amarlo y respetarlo. A tratarle como te hubiera gustado que te trataran en tu niñez. Juega con él, deja que salga y él empezará a nutrirte de esa pureza, espontaneidad, inocencia, entusiasmo, amor y alegría que hace tiempo que no sentías. Ese niño sabe más de ti que tu mismo. Es tu verdadera esencia. Tu niño interior nunca deja de brillar.

Acércate a ese niño herido, sensible, temeroso y pregúntale qué le pasa. Ahora puedes comprenderle, besarle, apoyarle… Dale cariño, abrázalo fuerte y dile que a partir de ahora estará a salvo, que lo cuidarás y aceptarás como se merece.

Solamente hay un adulto que puede darle al niño que fuimos aquello de lo que careció. Esa persona eres tú.

Por lo tanto, recuperar ese vínculo requiere que tengamos el coraje de deshacer los patrones disfuncionales que se instalaron a temprana edad. Es un viaje largo y puede ser muy difícil, pero vale mucho la pena. No tengas miedo, lo que escondes es lo que va a liberarte. Recuerda que no puedes construir algo grande fuera de ti sin construir algo grande dentro de ti. Si vivimos desconectados de nuestro niño interior creamos confusión interior, descontento, soledad e infelicidad en nuestras vidas. Nuestro niño herido sabotea nuestra felicidad.

Cuando somos capaces de ver y honrar nuestra inocencia, también podemos hacerlo por los demás y todas las formas de vida. Todo está conectado. La inocencia que vive en nosotras vive en toda la vida.

Así que adelante. Puedes pintar tu historia con el pincel que tú quieras y puedes poner a ese niño los colores que tú elijas.

Os dejo con una frase que dijo Louise Hay ahora que nos ha abandonado:

«El Niño Interior Herido busca afuera aquello que más necesitó recibir durante su infancia» 

Ama a tu niño y amarás la vida.

 

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2 thoughts on “Ama a tu niño interior y amarás la vida”

  • Genial David, precioso post para la «vuelta al cole», donde me vienen muchisimos recuerdos de esa etapa tan bonita, y en mi caso tan feliz, durante la infancia.
    Estrenar cartera, estuche, lapices, bolis, forrar los libros, conocer a los nuevos profes, esperar las nuevas asignaturas con ganas y con respeto, recibir a los nuevos compañeros, etc…
    Es un buen ejercicio para conectar con nuestros niños y recordar que nos gustaba en esa etapa y darselo. Tanto recordar… creo que voy a ir a comprar «chuches», que me gustaban entonces y me siguen gustando tanto o mas!!!

    Muchas gracias David!!!

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