¿cómo resuenas?

resonancia

Nosotros y todo lo que nos rodea somos energía resonando.

Muchas de las personas que contratan mis servicios de coaching emocional vienen con la idea de que tienen dificultades con su entorno, con su trabajo o con su vida. Parten de que tal persona les hace «x», o que les pasa «y». Desconocen -y les explico- que ninguna relación, ninguna circunstancia, ningún accidente o ninguna coincidencia es azarosa o casual, sino que responde a la fluctuación de la vibración energética que emitimos y con la cual resonamos.

Somos como grandes imanes con patas. Atraemos y sintonizamos con personas y situaciones que están en una frecuencia parecida a la nuestra. No aparecen porque sí. Todo tiene un sentido, a veces oculto, para nuestra evolución personal. Aunque no lo creas, han sido atraídas por ti inconscientemente para que resuelvas un conflicto interno.

Resonamos con lo que necesitamos, no con lo que deseamos

Esta afirmación, que te puede parecer muy espiritual u holística, dudar de ella o incluso pensar que la fiesta no va contigo, la voy a intentar bajar a tierra con ejemplos cotidianos.

¿Te ha pasado o te pasa que te encuentras una y otra vez, con personas que cumplen un mismo patrón de comportamiento? personas egoístas, negativas, dependientes… O ¿vives situaciones que se repiten continuamente? te dejan, te despiden, te rechazan, te roban …

Las preguntas que te asaltan al ocurrir estos patrones son ¿Por qué me pasa siempre lo mismo? ¿Por qué no puedo atraer y disfrutar de una buena pareja, trabajo o dinero? ¿Por qué a mí?

La respuesta, por mucho que te duela, tiene una razón de ser… Y eres tú.

Resuenas y vibras en una determinada frecuencia de onda, y por ley de la física, lo semejante atrae a lo semejante. Y ¿qué va a ser lo semejante para tu energía? Lo que te complementa, lo que es igual, aunque lo experimentes como opuesto.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que la vida busca el equilibrio de los sistemas a través de la complementación. Cada concepto que conocemos tiene su opuesto. Noche/día, masculino/femenino, positivo/negativo, amor/miedo, luz/oscuridad, alegría/tristeza… como dos caras de una misma moneda.

Así, para que haya un maltratador debe haber una persona maltratada, para una persona celosa una persona infiel, para una persona positiva una negativa, para una sobreprotectora una egoísta …

Si te paras a pensar y reflexionas sobre tu presente y pasado, verás que existe un patrón inconsciente de comportamiento TUYO que se va repitiendo. Créeme, está ahí aunque no lo veas.

No es lo que alcanzas a ver lo que te hace daño, es lo que miras y no quieres ver.

¿Y de dónde proceden esas tendencias, esos patrones de conducta? De nuestras creencias, de nuestras propias experiencias y, principalmente, de nuestra herencia familiar.

La ciencia actual está demostrando que heredamos no sólo nuestra genética (ADN), sino también información asociada a patrones de conducta y formas de ver y entender la vida que, a nuestro clan familiar o árbol genealógico, le ha servido para sobrevivir. Así como también las emociones asociadas a impactos y dramas familiares no resueltos, como miedos, resentimientos, abortos, abusos, adicciones, etc. que se almacenan en la mente subconsciente.

¿Te has parado a pensar por qué te pareces a tu padre o a tu madre y por qué sueles repetir su carácter? ¿Por qué desapruebas algunos de sus comportamientos, –los mismos que están en tí-, pero que no aceptas? ¿Por qué las personas que te atraen se parecen mucho a alguno de ellos? O, ¿Por qué se repiten las historias, las enfermedades o los sucesos en tu familia?

¿Casualidad? No, resonancia.

Como postuló A. Einstein, «la energía ni se crea ni se destruye, se transforma». Toda la información es energía, por lo que tiende a la repetición. La heredamos con el objetivo de sanarla y trascenderla.

De todo lo que huyes se repite y todo lo que resuelves avanzas.

De ahí que atraigamos a nuestra vida personas con las que compartimos información semejante, con las que resonamos, donde nuestros árboles se complementan buscando así el equilibrio y la sanación de los sistemas a través del reflejo del otro. Y, para sanarlo, hay que manifestarlo. ¿Te suena el refrán «Dios los cría y ellos se juntan»?

Así, cuando experimentamos dificultades en nuestra vida es debido a patrones incoherentes con los que estamos en resonancia, ya sean nuestros o heredados y que tienden a manifestarse como miedo, enojo, inseguridad, depresión, angustia, fobia, ansiedad, estrés, o expresarse por medio de problemas de salud.

Si deseo pareja pero no viene, algo dentro de mí resuena en contra de tenerla.

Si deseo abundancia o dinero pero no se manifiesta, algo dentro de mi cree que no lo merezco, o teme la abundancia y teme poseer mucho dinero. Hay resistencia.

Si quiero un trabajo mejor, pero no se bien cual o tengo dentro de mí una programación temerosa de vivir con miedo, seguiré en ese mismo trabajo insatisfactorio muchos años más… o, quizás toda mi vida.

En definitiva, cuando quieres algo y ésto no se manifiesta en la realidad, es porque tu inconsciente va en una dirección distinta a tu consciente. Hay una disonancia cognitiva.

El corazón de aquel que ha comprendido que lo presente está en resonancia con lo pasado, tanto en lo bueno como en lo malo, late en sintonía con el mundo.  -Bert Hellinger-

El secreto para cambiar tu resonancia empieza en reconocer el patrón racionalmente. Poner conciencia y hacer consciente tu inconsciente… alinear ambos para enfocar tu energía de una forma coherente que atraiga a tu vida cosas que deseas y conoces. Porque es imposible solucionar o mejorar algo de lo que no eres consciente. Es lo que trabajamos con el método COHERENCIA VITAL.

Desvelar parte del inconsciente es tarea de toda una vida y exige un trabajo constante, continuado y paciente. Pero empezar a desprogramarte es rápido. Requiere un trabajo amoroso, pues mientras lo realizas has de seguir viviendo, tratándote con cariño y teniendo mucha compasión y amor por tí mismo y por los otros.

No siempre es fácil saber lo que tenemos escondido debajo de la alfombra, pero no tiene porqué ser muy doloroso. De hecho, crecer y conocerse suele ser bastante liberador.

Recuerda que no se puede caminar ligero hacia el futuro sin comprender el peso del pasado.

Compra el libro

8 thoughts on “¿cómo resuenas?”

  • Hola David!
    Reconozco que con este artículo no me aclaro. Me explico.
    Dices que atraemos lo que necesitamos, no lo que queremos. Hasta aquí bien. Explicas que atraemos lo semejante a nosotros, lo que nos complementa. Pones de ejemplo que una persona sobreprotectora atraerá a una egoísta. Hasta aquí lo puedo llegar a entender. Dices que esto sucede para que sanemos algún tipo de patrón propio, aunque no seamos conscientes de que existe. Y esto lo puedo llegar a entender desde el punto de vista de los «defectos», es decir, de que una persona maltratada necesite a una maltratadora para darse cuenta de que no se quiere a sí misma, por poner un ejemplo. Pero, ¿qué pasa con las «virtudes»?. No entiendo el beneficio de que una persona positiva(virtud) atraiga a una negativa (que se supone que es la energía complementaria).

    También explicas que desaprobamos comportamientos de otros que también tenemos nosotros pero que no aceptamos. Si se presenta en mi vida una persona excesivamente egoísta, ¿qué quiere decir? ¿que yo soy igualmente egoísta y no lo sé? ¿que soy excesivamente generosa (energía complementaria)?

    Me resulta muy complejo entender ésto…

    Un abrazo

    Responder
    • Hola Tania,
      voy a intentar explicar un poco más tus dudas:

      El concepto de persona positiva y/o negativa es muy subjetivo. Las personas tenemos actitudes y comportamientos positivos o negativos, pero no somos eso. Quiero decir que yo puedo tener un comportamiento negativo contigo, pero tener a su vez, comportamientos positivos con otra persona. Y la otra persona puede pensar que soy una persona positiva mientras que tú pensar que soy negativa.
      Cualquiera de las dos opciones son percepciones propias, por lo tanto subjetivas.

      Hablaríamos por tanto de vinculos positivos o negativos. Vinculos que aportan o que intoxican.
      En ambos casos, la responsabilidad del vínculo es de ambas personas, y como lo único que puedo cambiar soy yo (no al otro), el beneficio que obtengo es aprender a gestionar esos comportamientos negativos. Si sigue habiendo vínculo es que sigue habiendo
      algo que aprender en ambas partes.

      Respecto a los comportamientos de otros que no aceptamos, la Ley del espejo dice que aquello que te molesta en el otro, es algo que tienes o debes corregir en tí. Está claro que si no fuera así no te molestaría.
      Que una persona sea excesivamente egoísta según tú sigue siendo tu percepción. Es tu prejuicio (bueno, de tu Ego ;)). Para mi esa misma persona puede no serlo. Por lo tanto, la diferencia es lo que a tí te hace sentir. Si tu la ves como egoísta, quiere decir que no aceptas o no estás dispuesta a aceptar el egoísmo en ti.

      Cuando hablamos de contrarios, quiere decir que la otra persona refleja el lado opuesto a lo que tu eres y por ser precisamente algo que tu no eres o no harías, es algo que te molesta tanto en los otros. Por ejemplo, tu eres muy ordenado y el otro es muy desordenado, o eres muy honesto y la otra persona no lo es. En este sentido, el espejo lo que está reflejando es que te estás colocando en un extremo. Tal vez excesivamente ordenado, honesto o humilde. Colocarte en un extremo no es bueno, tampoco sano, por lo que deberás entonces buscar tu centro, el punto de equilibrio.

      A lo mejor la vida te está diciendo que practiques más el egoísmo sano (autoestima). ¿Qué haces por y para tí Tánia?

      Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado. Si ante un espejo, no hay nada, nada refleja.

      ¿Te sirve?

      Responder
      • Me sirve, mucho, sobretodo lo de «el espejo lo que está reflejando es que te estás colocando en un extremo». Nunca me había planteado la posibilidad de estar en un extremo, la necesidad de encontrar el punto de equilibrio.

        Como siempre, mil gracias. Por la explicación, por el cariño que pones en cada publicación pero, sobretodo, por dedicar parte de tu tiempo a mis dudas.

        Un abrazo grande!.

        Responder
  • Gran artículo, David. Totalmente de acuerdo, lo que a veces cuesta es reconocer esos patrones, pero el primer paso sin duda es darse cuenta y reconocerlo, o tratar de encontrarlo al menos,

    Un saludo,

    Patricia.

    Responder
  • Cuesta entender todo esto. No tengo idea de cual es mi patrón pero si sé cómo quiero ser, lo que no me gusta de mis progenitores y lo que si, analizo lo que siento y lo que pienso y trato de ser fiel a ello, ser sincera conmigo misma aunque a veces tomo decisiones que no son fáciles, me dicen que soy rara, pero si no estoy en paz conmigo no puedo vivir. Y cómo resueno?… últimamente es muy complicado todo. Espero que todos los cambios que estoy haciendo en mi vida y en la de los demás sean para crecer y ser mejores y más felices…. porque es difícil realmente. Siempre increíbles tus palabras!

    Responder
  • Profundamente agradecida por trascenderme el mensaje, por señalarme a dónde dirigir la mirada para empezar a entender el código fuente. Y por mostrarme algunas herramientas para hacerlo. La vida es el camino. Me uno a ti. Muchas gracias de nuevo

    Responder

Dejar un comentario

Tu dirección de correo no será publicada. Los campos requeridos están marcados con asterisco *

Compra el libro