La sombra es el camino

sombra

Ahora ya sabes lo que es tu sombra (si no has leído el anterior post, léelo primero…). Has entendido que no puedes escapar de ella, pues te pertenece. Forma parte de ti.

Reconoce que, ignorarla no es una opción y rechazarla, tampoco es la solución. Que, para sanar una herida, no sólo es necesario dejar de tocarla, sino saber dónde y por qué te duele.

Que tu mundo exterior está reflejando todo aquello que sucede en tu interior. Porque lo que no se hace consciente, se manifiesta en tu vida como destino. Por eso te pasa lo que te pasa y conoces a quien conoces. Porque la vida no viene a pedirte cuentas, sino a que te des cuenta

De todo lo que eres. De lo que quieres ser y no te atreves. De todo lo que puedes ser, pero no alcanzas. De todo aquello que ves en el otro, y no te gusta. De lo que admiras y sueñas. Y también, de lo que te da miedo y rechazas.

Por eso la vida pasa para que te des cuenta que tu falta de valentía es por un exceso de ignorancia.

Por lo tanto, si queremos despertar, si realmente queremos tener consciencia de quienes somos, tenemos que comenzar por indagar en nuestra oscuridad. Porque detrás de tu sombra también está tu luz.

Prueba a mirarle a los ojos y hablarle, como a un niño enfadado. Hablarle con calma y preguntarle qué es lo que necesita, qué le ocurre, qué le da miedo. Permite que se exprese y escúchala sin justificarte.

¿Qué me quieres comunicar? ¿Para qué estás aquí? ¿Qué puedo aprender de ti? 

Tras estas preguntas lanzadas al inconsciente, muchas veces te sorprenderá la rapidez y sutilidad con que siempre llegan las respuestas. Cada verdad que encuentres te dirá mucho sobre quién eres.

Te dirá que nadie te respeta porque tu no te respetas. Te susurrará, tal vez, que no te quieren porque tu no te quieres. Te avisará de que dejes de atender a los demás para atenderte a ti. Incluso te pedirá que seas valiente contigo y persigas lo que tu corazón anhela…

La cueva en la que temes adentrarte alberga el tesoro que estás buscando

Tu sombra no es tu enemiga; el verdadero enemigo es el Ego (aquella voz que te juzga todo el tiempo, con una palabra o con una acción) haciéndote pequeño. Tu oscuridad, por lo tanto, no es más que el mejor de los maestros.

Abrázala

El reto, por tanto, no es ignorarla, sino abrazarla para poder integrarla. Consiste en abrir tu corazón y hacer las paces con tus monstruos internos. Por eso ríndete a lo que tiene que decirte. Permítele que te muestre la verdadera lección que ha venido a enseñarte.

Reconoce esa parte de ti poco visitada. Acéptala y poco a poco se irá canalizando hacia algo más positivo.

Entiende que lo que necesita tu sombra es sentirse amada y reconocida. Necesita que te acerques a ella y susurrándole al oído le digas: no te preocupes, no tienes que tomar el control de mi vida para que te tenga en cuenta. Ya sé de tu existencia y la agradezco, porque gracias a ti sé qué camino debo seguir para continuar creciendo.

La verdadera curación viene siempre de la integración. Es como en el amor, donde la suma de los amantes es lo que da la fuerza necesaria para alcanzar cualquier cosa. Así que reconoce que eres sombras y luces.

Ten presente que:

No descansa el que no ha estado cansado,
ni suspira el que no estuvo agitado.

No conoce la paz el que no anduvo atormentado,
ni vive el que no se ha ahogado.

No se levanta el que no estuvo estirado,
ni ama el que no ha odiado.

No siente la libertad el que no estuvo encerrado,
ni riqueza el que no ha necesitado.

No hay amor sin dolor,
día sin noche,
ni luna sin sol.

Así funciona el juego de luces y sombras.

Solo cuando hayas integrado tu sombra, podrás saborear los manjares que ofrece tu propia luz. Cuando te ames tal cual eres y dejes de luchar por aparentar ser alguien que no eres.

Cuando aceptamos nuestras facetas más crueles, profundizamos a la vez en nuestros aspectos más positivos.

Empezarás a dejar de creer que la responsabilidad de todos tus males se encuentra en el exterior. Al abrazar la sombra estarás recorriendo el camino de «vuelta a casa», donde te sentirás cada día más unificada.

Ahí nacerá la verdadera compasión hacia los demás y, sobre todo, hacia ti mismo. Y, cuando lo hagas, sentirás que a nada le temes porque ya te habrás encontrado a ti.

Recuerda que no es lo perfecto, sino lo imperfecto lo que precisa de nuestro amor. Por lo tanto, di sí a eso que hayas negado, ama eso que hayas temido y abraza eso que hayas rechazado.

Porque abrazar la sombra también es el camino.

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3 thoughts on “La sombra es el camino”

  • Uy…. cuántas veces voy a tener que leer estos dos últimos posts? … me pierdo en la mitad… conocer nuestras sombras es algo complicado porque son escurridizas… parece que la identificas y tu le buscas una explicación y ya cómo que no es tuya o no es una sombra…. pero lo es… y no se deja ver… juega al despiste… un sí es no es… apasionante si quieres saber más de ti mismo y duro porque tienes que reñirte y confesarte los errores y mejorar… demasido. … sip… me encanta… gracias!

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