Las emociones confort

La zona de confort… ¿te suena, verdad?

Posiblemente habrás oído y/o leído mucho sobre ella, y sobre los beneficios de salir más allá. De hacer, exponerse, arriesgar… Así que, no voy a ser yo otro más que te dé la lata sobre eso. Me gustaría hablarte de algo más interno, más oscuro, más útil. Las emociones confort.

Los seres humanos nos movemos por emociones. A todas horas. Somos seres emocionales, y todo lo que pensamos y hacemos se basa en ellas. Reconocerlas y saber lo que nos quieren decir es el verdadero camino para el cambio. Porque sentirnos es conocernos, y conocernos es crecer.

Sin embargo, vamos por la vida huyendo de sentir. De sentir amor, de sentir miedo, incluso hasta de sentir felicidad. Huimos, al fin y al cabo, de nosotros mismos. Y la huida, aunque es una opción, tan sólo es una salida de emergencia inútil. Un patada hacia adelante.

Porque sentir, a veces, da miedo y a veces duele. Duele porque, en el fondo, sabemos que algo dentro de nosotros no está bien. Ponemos el foco fuera (nuestro trabajo, la pareja, la ciudad…), pero la causa está dentro.

Reprimimos las emociones que sentimos y las sustituimos por las que no sentimos. Preferimos esconderlas debajo de la alfombra y las reemplazamos por emociones neutras, las emociones confort. Las que ya conocemos y estamos acostumbrados. La crítica (ira), el conformismo (tristeza), la envidia (culpa) y el orgullo (vergüenza).

«Es que yo soy así, es que no tengo tiempo, es que no me entienden, es que todos los tíos son iguales …» ¿Te suena también, verdad?

Y todo por no sentirte.

Y así es imposible salir de la zona de confort, ni cambiar, ni crecer, ni incluso vivir. Sino tan sólo sobrevivir.

Desconocer tus emociones, reprimirlas o evadirlas te hará sentir bien a corto plazo, pero a medio o largo plazo el sufrimiento se incrementará tanto que te puede paralizar y enfermarte. Seguir lamentándote y rumiando tus desgracias o sufriendo situaciones intolerables, victimizándote o culpando a los demás, te separa de las relaciones que quieres tener y de la persona que quieres ser.

Cuántas preocupaciones y miedos nos quitaríamos de encima si decidiéramos no ser algo, sino ser alguien

Porque el ser, lleva al hacer, para luego tener. Y no al revés.

El miedo a lo desconocido es en realidad miedo a perder lo que tienes o aún peor, a perder lo que eres.

Así, cuando te descubres, cuando te escuchas, cuando te miras, es cuando te vuelves consciente.

Consciente de lo que sientes, consciente de que mañana no sabrás que habrá y tienes que exprimir las 24 horas que la vida te ha dado hoy. Consciente de que el silencio te da más información que el ruido diario. Consciente de que has venido a esta vida a hacer algo más que un trabajo de 8 horas que no te hace feliz o de dejar a una pareja a la que no quieres o de creer en tus sueños.

Porque cuando eres consciente de ti y de tus emociones, ser valiente es consecuencia.

Aprendes a creer en ti. A escuchar tu intuición. A confiar en ti.

La confianza en uno mismo, abre un canal de radio al corazón. Es escucharte y saber por dónde tienes que ir y qué hacer. Tu intuición te dice cuando parar de verdad o cuando seguir aunque las fuerzas no te acompañen.

coraje
Y es entonces cuando es más sencillo atreverse a dar ese paso hacia el abismo, coger los miedos y transformarlos en pasos hacia delante. Porque hay coherencia entre lo que se siente y lo que se quiere. Y con coherencia y confianza, la zona de confort es sólo una parada más, no el destino. Porque se sabe a que se sale y hacia donde se va.

Recuerda qué hiciste cuando tenías confianza en ti, ¿Acaso te molestó el rechazo de ese chico? ¿Tenías dudas cuando hiciste esa entrevista de trabajo? ¿Pensaste que no serías capaz de aprobar ese examen?

Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas.

Los valientes tienen la certeza de que esa nueva decisión conduce a las mejores batallas. A esas por las que vale la pena dejarse la piel, porque son distintas, porque son un misterio. Porque entienden que hay algo dentro de ellos mayor que cualquier obstáculo. Ese reto es el que los hace grandes, es el que los curte.

Porque quién sabe escoger sus batallas, sabe que ganarlas es sólo un plus. Es la vida la que hay que conquistar, no el camino.

Arriesgarse a lo distinto, a lo nuevo es, por tanto, una actitud interior. La actitud de dar todo lo que eres. De lanzarse al vacío con la seguridad de que tienes dentro una brújula que te conducirá hacia donde anhelas y que aprenderás a volar en ese salto. Que marcarte metas tan altas es lo que te hará escalar hasta la cima. Y que sólo el hecho de creerte capaz, es lo que te hará encontrar esa fuerza para hacerlo.

Porque puede que no sepas qué habrá después, pero sí lo que hay ahora: un valiente que se conoce.

Descubrir y gestionar correctamente tus emociones hará, por tanto, crecer tu autoestima y ésta te dará una nueva visión de la realidad llena de oportunidades. Así, podrás elegir mejor tu objetivo, tener claro cual es tu sueño, buscar un qué, que te motive y pasar a la acción para llegar donde desees.

Porque desde ahí, salir de la zona de confort es bastante más fácil.

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2 thoughts on “Las emociones confort”

  • Toda la razón, David. Qué difícil es gestionar nuestras emociones, escucharlas, entenderlas, no sofocarlas y ayudarlas a salir. Sentirlas en lugar de reprimirlas, para saber qué hacer después.¡feliz domingo!

    Muchas gracias por la reflexión,

    Responder
    • Difícil de gestionar si no las entendemos. Lo importante es saber el «para qué» están y qué te están diciendo. Todas tienen su intención positiva.

      Gracias a ti Patri por tu comentario y por aportar luz a través de tu blog también. Un fuerte abrazo.

      Responder

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