Sólo pido que me escuches

Hoy sólo pido que me escuches. Que trates de entender lo que te digo. Porque para mi, es tan importante saber explicarme como saber que me escuchas.

No te pido que me aconsejes o me sermonees con lo que tú o la otra gente haría porque, cuando lo haces, siento que no me respetas ni a mi ni lo que te estoy diciendo.

Tampoco te pido que me cortes y empieces a hablarme de ti mismo y de tus vivencias a la mínima que puedas, porque me haces sentir que no estás atento ni a mí ni a mi realidad.

Ni tampoco te pido que empieces a buscar lo que vas a contestar mientras te estoy hablando porque, cuando lo haces, siento que no estás presente ni disponible.

No me siento escuchado cuando me dices que no debería sentirme así, porque siento que no estás respetando mis sentimientos ni mis emociones.

Si te pido que me escuches y empiezas a decirme que no me crees, o empiezas a tomar partido ajeno, estás traicionando la confianza que pongo en ti.

Cuando te pido que me escuches y piensas que debes hacer algo para resolver mi problema, cuando no te lo he pedido, estás decepcionando mis esperanzas.

Todo lo que te pido es que me escuches… sólo eso.

Que te pongas en mi lugar, en mi piel. Y que, aunque entiendas que nuestras experiencias y nuestras circunstancias son distintas, sientas mi desesperación  y me acompañes respetuosamente con tu silencio.

Que no evoques sensaciones ni recuerdos parecidos a los míos aunque te resuenen. No me contagies con tus miedos. Se trata de mi y de nadie más …

¿Por qué no acompasas tus latidos y tu respiración a la mía? ¿Por qué no sintonizas con mi frecuencia?

No me hagas callar, déjame confiarte en total libertad mis sueños, mis necesidades y emociones válidas para mí. Necesito que aparques un poco tu ego, tu espacio personal, el sólo pensar en tí, él no querer mirar hacia atrás ni hacia los lados.

Por favor, no me cortes las alas, sólo se trata de eso …

Es imposible pensar y escuchar al mismo tiempo – Henry Miller.

En realidad, reconozco que, estar en silencio, presente y disponible, es algo muy sencillo pero complejo a la vez. Cuando éramos pequeños, aprendimos a hablar y a escribir, pero nadie nos enseñó a escuchar.

Tal vez por eso, pasamos nuestros días limitándonos a oír en lugar de escuchar. Nos hemos acostumbrado a hablar entre nosotros utilizando las orejas, pero hemos dejado de lado el corazón. Porque saber escuchar, es un arte lleno de empatía que no se logra sin esfuerzo. Hay que trabajarlo. Oír el sonido de las palabras y escuchar su contenido son dos actitudes totalmente distintas. El oír lo presta la naturaleza, la escucha se cultiva.

Hace poco aprendí que escuchar es más que oír con paciencia a los demás. Es interpretar y entender lo que alguien dice con su boca, pero sobretodo, lo que dice con su cuerpo. Que quien más pierde por el hecho de ser incapaz de escuchar a los otros, es uno mismo. ¡Cuánto hubiera cambiado mi relación con mis padres, amigos, ex-parejas si hubiéramos sabido escuchar!

No somos conscientes de la cantidad de cosas que nos podemos estar perdiendo por no escuchar y de la cantidad de veces que podemos equivocarnos cuando hablamos por hablar. Tal vez por eso, el fondo de la cuestión, no es que no sepamos escuchar a otro sino que no sabemos escucharnos a nosotros mismos.

escuchar

Porque los demás no son más que un reflejo de nosotros mismos. Que como es afuera es adentro. Que todos somos uno. Que para empezar a escuchar a los demás, es necesario haber aprendido a escucharnos primero a nosotros mismos. A escuchar nuestro presente. A aceptar y perdonar nuestro pasado. A no obsesionarnos con nuestro futuro.

Guardándonos el «te lo dije» y los «deberías» para otra ocasión. Asintiendo y asistiendo a nuestro silencio. Entendiendo que, callando es como se aprende a escuchar, que escuchando se aprende a hablar y que hablando se aprende a callar.

Por eso entiendo que no me escuches, porque hasta hoy, no sabía lo importante que era para mi. Porque no podía exigir a nadie nada que yo mismo no hiciera. No supiera. No fuera.

Pero nunca es tarde para aprender. Para enseñar. Para aportar calidad a la conversación. Para que me preguntes y poder explicarte y luego al revés, que me expliques para poder preguntarte. Porque tomé la decisión y el compromiso de manejar relaciones más honestas, constructivas y auténticas. Como la nuestra. Porque me importas …

Quiero que nos escuchemos, porque no necesitamos mentes que nos hablen, sino corazones presentes que nos escuchen.

Compra el libro

2 thoughts on “Sólo pido que me escuches”

  • María José Peraza · Edit

    Muy buena y acertada reflexión como siempre David. Gracias por recordarnos que se precisa para ser buen «escuchador»!
    Besos

    Responder
  • Muy cierto David, ni nos enseñan ni aprendemos bien a escuchar. Oímos para dar respuestas desde nuestro interior, nos cuesta empatizar. Mientras que escuchar ayuda tanto a la comunicación y a las relaciones personales,…

    Un saludo 😉

    Responder

Dejar un comentario

Tu dirección de correo no será publicada. Los campos requeridos están marcados con asterisco *

Compra el libro