Parece mentira que siendo la generación mejor conectada, seamos la que más sola está. O, mejor dicho, la que más sola se siente. Que no es lo mismo.
Todos nos hemos sentido solos en algún momento de nuestra vida y, por ello, hay tantas definiciones de soledad como personas que la experimentan. Para algunos, es un estado emotivo, a veces sentido, a veces buscado y, para otras tantas, un estado impuesto por la vida misma en el vivir de las ausencias.
Tal y como decía Benedetti: “la soledad se sabe sola en el mundo de los solos y se pregunta a veces por otras soledades”. No deja de ser un estado emocional envuelto en cierto desconcierto e incomprensión social.
Y es que la soledad tiene dos caras. Puede ser un enemigo mortal que te cae como una losa. O también puede ser tu mejor amiga: la que te hace escucharte, conocerte, enfocarte en lo que realmente quieres y necesitas en cada momento. Depende del cristal con que se mire.
Porque no tenemos miedo a la soledad, tenemos miedo a estar con nosotros mismos. A escucharnos. Es la soledad emocional.
Se rehuye de la soledad porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos (Carlo Dossi)

Life & emotional coach. Apasionado de la vida y de la evolución personal. Porque ser uno más es ser uno menos…