Tu cuerpo te habla… continuamente.
Y lo hace de diversas formas. Hacía ti y hacia los demás. De ti y de los demás.
Muchos de nosotros vivimos la vida en piloto automático. Pasamos el día haciendo lo mismo de siempre, pensando lo mismo de siempre y repitiendo las mismas situaciones de siempre. Poco a poco vamos perdiendo la habilidad de interpretarnos. Es por eso que, a veces, sufrimos alguna dolencia, malestar físico o enfermedad y es entonces cuando volvemos a centrar nuestra atención en nuestro cuerpo.
En ese momento intentamos paliar, en la medida de lo posible, el dolor físico a través de fármacos o medicamentos y, si todo va bien, los síntomas desaparecen y continuamos con nuestra (aburrida) vida hasta que aparezca otro malestar.
No somos conscientes que, en la mayoría de casos, la enfermedad es la consecuencia, pero no la causa. Que el cuerpo grita lo que la mente calla. Y lo que nos duele ahora es un reflejo de un factor o stress emocional del pasado. Me explico…

Life & emotional coach. Apasionado de la vida y de la evolución personal. Porque ser uno más es ser uno menos…