En tu universo emocional te encontrarás, en esencia, tres tipos de amantes: estrellas, planetas y cometas. De tu capacidad para reconocerlos a tiempo dependerá tu felicidad o tu sufrimiento.
Por un lado están las estrellas. Aquellas que brillan con luz propia. Que desprenden calor, te arropan y dan vida. Tiernas como una flor, dulces como un suspiro y constantes como el Sol. Son una luz que enamora, porque no dependen de nada ni de nadie para iluminar su camino.
Aquellas con quienes hablas durante horas, y te siguen cuidando aunque sea desde lejos. Que te hacen reír, te hacen pensar, y te hacen crecer. Pero, sobretodo, te desmontan cuando te miran con esos ojos de color «refugio». Que no te salvan, pero sí que te acompañan si les dejas. Que te abrazan pero no se aferran. Que saben calentar tus noches al dormir e iluminar tus días al despertarte. Cuyas sonrisas son hogares y sus caricias destinos.
Las estrellas son tan curiosas que no se quedan en la ropa sino que tocan la piel para ver si hay alguien dentro. Que entienden que la verdadera intimidad no es compartir una cama, sino un mismo sentimiento. Y no esconden su melancolía frente a un mundo que finge ser feliz. Porque sienten. Mucho. Aunque no lo veas….
Y lo más importante. Son aquellas que, teniendo la capacidad de hacerte daño, se esfuerzan en no hacerlo. Ni antes, ni durante ni sobretodo, después. Porque ven corazones en lugar de personas e intereses…
Por eso son tan únicas y tan raras. Tan especiales y tan inolvidables.
Luego están los planetas. Aquellos que orbitan a las estrellas porque necesitan de su luz para subsistir. Son incapaces de generarla por sí mismos, así que se enganchan al primero que les dé un poco de calor. Están tan necesitados de calidez que, a veces, incluso persiguen varias al mismo tiempo, sustituyendo aquellas que les dejan de proveer. Y ahí se quedan, enganchados a una mínima fuerza de atracción, esperando que lo mejor que les pueda ocurrir en la vida sea el milagro de un eclipse.
De los planetas debes saber que alternan estaciones. Y, aunque a veces — sobretodo al principio — sean primavera, con el tiempo se suelen convertir en invierno. Es cierto que en algunos de ellos puede brotar la vida, pero no nos engañemos, son una rarísima excepción. El resto son lugares inhóspitos y demasiado fríos como para que surja algo duradero. Movidos por pasiones, pero llenos de fenómenos atmosféricos internos.
Aspirantes a estrella exigen, culpan, critican, se victimizan y sufren. Olvidan que, para convertirse en una, tan sólo es necesario parar de girar, dejar de perseguir la luz de fuera e iluminarse por dentro.
Y finalmente están los cometas, que no dejan de ser diminutos trozos de relaciones planetarias anteriores. Compuestos de basura espacial, vagan sin rumbo por el universo en busca de cuerpos celestes con los que estrellarse. Envueltos en ciclos de atracción/repulsión có(s)mica, aparentan brillar tanto que terminan cegando, convirtiendo así tu universo emocional en una montaña rusa del tamaño de un agujero negro. Con suerte, tardan mucho tiempo en volver a aparecer por tu órbita.
Si te ha pasado, ya sabes de lo que estoy hablando…
Sea como sea, aunque la mayoría hemos coincidido con bastantes cometas y planetas, pocos han tenido la fortuna de vislumbrar algo más allá de una estrella fugaz. Y quizás pienses que no existen, pero es que quizás no los puedes ver. La razón principal es que en el universo del amor todo es energía, resonancia y vibración. Por lo que para divisar a una estrella deberás convertirte en una ellas. No hay más. Es así como funciona una de las leyes del universo: las energías iguales se atraen.
Por eso, si deseas mejorar tu viaje emocional, será necesario que estés dispuesto a arrojar luz sobre tus propios miedos, a amar(te) con generosidad, ser lo suficientemente valiente para protegerse y renunciar a los planetas y cometas que te aporten oscuridad y arriesgarte por lo que realmente quieres ser. Exige estrellas o nada.
En resumidas cuentas: para brillar por fuera, tendrás que explotar por dentro y transformarte. Nadie te obliga. Cada uno escoge dónde quiere estrellarse …
Pero, en el universo del amor, nadie merecerá la pena, si tú no la mereces antes.

Life & emotional coach. Apasionado de la vida y de la evolución personal. Porque ser uno más es ser uno menos…
David, eres toda magia en tus palabras. Me ha encantado este post en especial. Maravillosa metáfora del amor y las personas que pasan por tu vida.
Qué bonito ser pura energía, quererse, mimarse, iluminarse, qué bonito ser estrella.
Gracias Immaculada ?. Que bonito todo lo que acaba con TE: quiere-te, ama-te, respeta-te, perdona-te, transforma-te… Y acabarás rodeando-te de estrellas. Un fuerte abrazo!!!!
David, se de ti por un amigo común, leo todos tus posts, me encantan y me hacen reflexionar sobre lo que es realmente importante en la vida, muchas veces nos dejamos llevar por el dia a dia y perdemos esa capacidad de poder parar y sumergirnos en nosotros mismos.
Tal como dice Inmaculada, preciosa la metafora de la estrella …. de hecho las personas mas importantes de mi vida que ya no estan aqui son estrellas para mi
Gracias por tus articulos David … un abrazo
Gràcies Mònica por tus palabras y por querer reflexionar sobre tu vida. Recuerda que, las estrellas, aunque ya no estén, siempre dejan luz en quienes las han disfrutado ?. Un fuerte abrazo
Simplemente, me encantaaa!!!
??
Gracias Inma. Un fuerte abrazo ?
David, otra vez me tocaste el alma. Visto así todo parece tener una fácil explicación pero, y cuando las estrellas se convierten en planetas? O aún peor, en comerás?
Querida Sonia … Te voy a dar mi opinión personal sin pretender juzgar porque desconozco el caso concreto. Pero desde mi punto de vista ¿Tu crees que una persona bondadosa, honesta, sencilla, valiente, que sabe gestionar su ego, que se conoce, que es independiente y demás atributos que podría definir una estrella puede olvidar eso y convertirse en planeta o cometa?
El crecimiento siempre es hacia delante nunca hacia atrás …
En cualquier caso, creo la pregunta más importante que deberíamos hacernos es: ¿He proyectado e idealizado yo a esas personas (fruto del enamoramiento) pensando que eran estrellas?
Cuidado con crear pedestales dónde no existen. Las proyecciones son personales y no lo que esa persona realmente es.
Un pequeño truco para saberlo es: una estrella es estrella para todas las personas que tiene alrededor… O como leí hace poco: Si quieres saber como es realmente una persona fíjate cómo trata a las demás personas cuando no está contigo…
Espero haberte dado luz a tu pregunta.
Muchas gracias por tus palabras y un fuerte abrazo.
Una vez más,felicidades David.Poner palabras a las emociones es tu don.Poder compartirlo y entregarlo es un bello propósito.Un placer recibirlo y disfrutar de tu lectura.
Gracias Pep. Sabes que eres una de mis estrellas favoritas y es un placer poder compartir emociones, aventuras y tiempo con una persona con tanta luz como tú. No dejes nunca de iluminar. Un fuerte abrazo my friend.
Qué maravilla, lo he leído varias veces. Soy estrella, ¿es algo que puedes decir tu misma o son los demás quienes pueden decirlo?. Yo quiero ser estrella, y creo que lo soy. Pero aunque para todos soy estrella, no todos pueden verme, o me sienten así. No estoy segura de que los demás me vean de otra forma, planeta o cometa, pero si estoy segura que hay quienes me miran con miedo, que parecen estrellas a mi lado y al final dan más frío que otra cosa, de los que es difícil despegarse porque se aferran a ti y te ahogan. Pero desde que leí tu post, cuando creo que no puedo dar más luz, me digo…. «soy una estrella» y hago lo que creo que debe hacer una estrella. Y me encanta. Gracias por darnos tu luz y ser nuestra estrella, la de todos los que te leemos.
Jajajaja, no sé si serás estrella Susana, pero lo que si te puedo decir es que iluminas la página con tus comentarios y, sólo por eso, ya aportas luz a los demás. Un beso enorme ;).