No renuncies a tu vulnerabilidad

No renuncies a tu vulnerabilidad

Muchos entendemos la vulnerabilidad como algo negativo. En nuestra sociedad se nos educa para ser fuertes y sobrevivir en entornos muy competitivos. Se suele relacionar con la debilidad, y a nadie le gusta sentirse débil. Pero si miramos su definición: la capacidad de un individuo o de una comunidad para enfrentar eventos peligrosos o dañinos específicos en un momento dado, no encontramos ningún tinte negativo. Entonces, ¿por qué la escondemos o  la rechazamos?

La vulnerabilidad es una emoción, y como toda emoción, es sentimiento. Decimos, «me siento vulnerable», no «soy vulnerable»; hay una sutil diferencia. Sentirse vulnerable, es sentirse por momentos inseguro, raro, especial.

Si nos preguntáramos sinceramente ¿qué se esconde detrás de la  vulnerabilidad ? posiblemente la mayoría responderíamos vergüenza. Y esa creencia es la verdaderamente limitante. Sentimos vergüenza a lo que estamos sintiendo en esos momentos, porque pensamos que la sociedad o la persona que tenemos en frente al enterarse nos señalará. Sentimos vergüenza de querer hacer otra cosa que los demás “recomiendan” que hagamos, sentimos vergüenza de estar enamorado de esa persona que daríamos todo por ella pero no queremos decírselo, sentimos vergüenza de querer expresar nuestros sentimientos y que nos rechacen .

Al sentir vergüenza, sentimos que tenemos que ocultar nuestros sentimientos. ¿Por qué? Porque queremos sentirnos “ buenos ” y “ aprobados ” por los demás. Queremos mantener la dignidad , la cara que ofrecemos a los demás. Es un sentimiento intensamente doloroso de creer que somos imperfectos y, por lo tanto, indignos de amor y de integración. Pero ocultar nuestros sentimientos nos desconecta y nos aísla del mundo.

Estamos renunciando a lo que queremos ser, por lo que creemos que debemos ser (David Asensio)

¿Y qué hacemos además cuando nos sentimos vulnerables? Pensar que todo lo incierto es cierto.
Es que tengo miedo a decirle lo que siento, porque SÉ que me va a rechazar… Es que me da vergüenza decirlo, porque SÉ que no me van a entender y no me hablarán…

¿Sabes quién está hablando aquí ?  EL MIEDO, más concretamente , TU MIEDO a ser rechazado.

No queremos pasar miedo viendo las consecuencias de ese paso. Pero hay una cosa que deberíamos recordarnos continuamente, NADIE es PERFECTO, TODOS somos IMPERFECTOS. Reconocer nuestra vulnerabilidad no nos convierte en personas más débiles sino todo lo contrario: ¡nos fortalece!

Sólo quien tenga el coraje de ser imperfecto -y la autenticidad de renunciar a quien pensaba que debería ser para ser lo que de verdad es- puede gozar del privilegio de vivir en la vulnerabilidad (Pablo Arribas)

Sentirnos vulnerables no tiene nada que ver con sentirnos desprotegidos sino más bien entendernos valientes para no renunciar a lo que de verdad somos, aunque no haya garantía de éxitoEl rechazo externo no depende de nosotros, el amor interno si.

La vulnerabilidad es un derecho, porque nos indica que somos imperfectos y humanos, y nos indica qué cosas son las que más nos importan. Y también es un deber, con nosotros, con nuestra autoestima, para cuidarla independientemente del entorno externo en el que nos movamos.

Las personas más seguras de sí mismas no son invulnerables ni se creen las más fuertes, son precisamente las que son capaces de reconocer sus debilidades y aceptarlas sin pensar que por ello tienen menos valor. Aceptar nuestras debilidades es el primer paso para solucionarlas, resistirnos sólo las aumenta.

A lo que te resistes, persiste, lo que aceptas, se transforma

Sentirse “desnudo”, sin ninguna coraza que nos pueda proteger de las previsibles “inclemencias” da miedo y vergüenza si, pero es la única manera de aprender y de conectarnos con el mundo.

«Estoy muy agradecida por sentirme vulnerable, porque implica que estoy viva» dice Brené Brown en su Ted Talk. Somos imperfectos, somos vulnerables, tenemos miedo, no somos superhéroes, no siempre tenemos o encontramos soluciones a nuestros conflictos y precisamente ahí es donde radica nuestra belleza… nuestra imperfección nos hace más humanos.

Por eso, no renuncies a tu vulnerabilidad, dale la bienvenida.

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